La fiesta

Cada primer viernes de septiembre alrededor de la medianoche, un río de puntos de luz y círculos de fuego serpentea por las calles de Agullent hasta la ermita de Sant Vicent Ferrer, ubicada en un promontorio rodeado de sierra. Es un ritual de agradecimiento que se repite ininterrumpidamente desde el 1600. Es la Nit de les Fogueretes, posiblemente la romería nocturna más antigua de las tierras valencianas.

Después de cenar, agullentinas y agullentinos se reúnen en la plaza Mayor para participar en esta procesión informal con música y fuego, que se celebra en conmemoración del Miracle de la Llàntia (el Milagro de la Lámpara). El fuego tiene un papel preponderante. El fuego de la víspera de la fiesta.

FAROLILLOS, HOGUERAS Y FALLAS

La multitud se concentra en la plaza a la espera de que la banda de música arranque. Mientras tanto se van encendiendo los cirios de los farolillos, algunos elaborados artesanalmente y otros comprados puntualmente en la ferretería de la calle Mayor.

Al contacto con el fuego, el esparto de las fallas (antorchas) se vuelve anaranjado. Primero parece que no arranca, sale humo al empezar a quemarse el aceite que impregna el trozo de esportín (discos de esparto utilizados para prensar las olivas) hecho falla. De repente, la punta del arco se inflama. Y al hacerlo rodar, con el contacto con el aire y la oscuridad, se forman círculos de luz. De los tres elementos de fuego de la noche, los farolillos, las hogueras y las fallas, estas últimas en la actualidad sólo pueden hacer la mitad del trayecto. Por razones de seguridad, las fallas -que cómo es lógico sueltan chispas- no pueden adentrarse por el camino en zig-zag de la ermita, entre cipreses y pinos resecos después de todo el verano.

DE LA FONT JORDANA A LA ERMITA

Vecinos, corporación municipal y visitantes emprenden, hermanados por la música y el ambiente festivo, el recorrido entre las calles del centro histórico hasta el parque de la Font Jordana, desde donde arranca el camino del calvario hacia la ermita. Aquí el paso se estrecha, la fila de peregrinos se alarga y a pesar de que la banda continúa tocando, la oscuridad impregna la romería de mayor introspección. La pendiente es elevada pero el tramo de cuesta es corto.

Al final del camino, la silueta iluminada de la ermita espera a los peregrinos. En el interior del templo se cantan los gozos, y los visitantes hacen cola para untarse del aceite de la lámpara del milagro, en aquella parte del cuerpo para la que reclaman protección. Mientras, en medio de la plaza, niños y jóvenes sueltan sus farolillos enuna pequeña hoguera que se mantiene encendida al ritmo de cada uno de los farolillos que se le lanza.

Farolillos y hogueras permanecerán vivos todavía durante varias horas. Los grupos de peregrinos continúan subiendo hacia la ermita como un goteo. El ritual de la Nit de les Fogueretes se repite, septiembre tras septiembre, como hace más de cuatrocientos años.

 

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La Nit de les Fogueretes es, posiblemente, la romería nocturna más antigua de las tierras valencianas.

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